David Bell personifica el sueño americano. Con tan solo 28 años, es un apuesto ejecutivo de televisión que ha llegado a lo más alto. Pero bajo esta apariencia perfecta, Bell se siente atrapado en una obsesiva película contemporánea: una rutina hecha de imágenes fragmentarias, conversaciones superficiales y sexo rápido. Su única escapatoria es hacer su propio rodaje.
TE PUEDEN INTERESAR