Un día hallándose de paso en Nueva York, Dominique Lapierre lee en un periódico una noticia sorprendente: «La Madre Teresa de Calcuta ha abierto, en pleno corazón de las calles más calientes de Manhattan, un hogar para acoger a las víctimas del sida sin recursos». Se precipita a la dirección indicada, y encuentra allí una aventura humana, médica y científica como quizá no se ha visto otra en el mundo.
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